El final de la Semana Santa coincide con la llegada de la Pascua, que para el cristianismo es “la celebración del renacimiento de Cristo.”
La gastronomía está muy unida a este tiempo de Semana Santa, donde la vigilia, las torrijas o las monas de Pascua son tenidas en cuenta en nuestros menús.
El origen del nombre de la mona de Pascua, tal y como varias fuentes señalan, proviene del término árabe ‘munna’, que significa “provisión de la boca”, regalo que hacían los moriscos a sus señores.
Las monas se tratan de unos bollos hechos de harina, huevo, azúcar y sal. Su elaboración requiere paciencia puesto que necesita más de una hora, aproximadamente, de reposo previa a su cocción. Es similar a la masa del roscón. Simboliza que la cuaresma y con ella sus abstinencias, se han acabado.
A principios del siglo XIX, en Europa, italianos, franceses y alemanes empezaron a elaborar huevos a base de chocolate con regalos en su interior, para decorar las monas.
Actualmente son elaboradas por auténticos maestros pasteleros, que utilizando su imaginación dan vida a creativas y divertidas figuras de chocolate.
Es tradición que o, bien los padrinos, o los abuelos, sean los que regalen la mona a su ahijado/a o nieto el Domingo de Pascua, después de la misa.
Esta tradición nos dice también que, dicha mona, debería llevar el mismo número de huevos que años tenga el niño. Y también nos dice que, debería regalarse hasta la primera comunión o, cumplidos los doce años de edad.
Por supuesto, una cosa es lo que diga la tradición y otra es lo que cada uno decida hacer.

Vaya Jorge de cuantas cosas nos informas y nos tienes al corriente muchas gracias
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Nos encanta que te gusten nuestras entradas. La verdad que nosotros también estamos descubriendo muchas cosas de las tradiciones y de nuestro entorno.
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