La festividad de Todos Los Santos no va a ser únicamente honrar a los muertos y disfraces terroríficos.
Hoy hablamos de una receta típica de estas fechas, de principios de noviembre para ser exactos: los huesos de santo.
Se trata de dulces con forma tubular que quieren recordar a un huesillo con su tuétano, con exterior de mazapán e interior de yema.
Como casi todos los dulces de mazapán, su origen es muy antiguo y podría estar en Madrid, pues Francisco Martínez Montiño ya los menciona en su libro, en el siglo XVII.
La receta tradicional es con relleno de yema pastelera, aunque ahora se puede encontrar, en las pastelerías, con otros rellenos variados.
No son muy fáciles de hacer, hace falta un rato largo para hacerlos porque el mazapán necesita enfriar y reposar, la yema pastelera necesita enfriarse también y los huesos, una vez formados y glaseados, necesitan tiempo para secarse. De allí su alto precio.
Nosotros no nos lanzamos a hacerlos, pero nos hemos acercado a la pastelería, para comprar de diferentes sabores, y están ¡BUENÍSIMOS!
