Llega la noche que, probablemente, más ilusión hace a los niños.
Sus Majestades llegarán cargados de juguetes, pero no debemos olvidar que menos es más. El exceso de regalos produce el efecto contrario en los más pequeños, que ante una avalancha de paquetes por desenvolver pierden la emoción del momento y dejan de valorarlo.
“Está demostrado que los niños con pocos juguetes disfrutan más de ellos y desarrollan juegos más elaborados y creativos. En cambio, los niños que reciben muchos juguetes pueden acabar sufriendo el síndrome del niño hiperregalado: incapacidad de centrar su atención en un juego por la cantidad de estímulos que tiene a su alrededor, apatía, falta de interés y de esfuerzo, aburrimiento y frustración», recoge en su blog Deparenpar la psicóloga Sheila Alcázar.
Se recomienda, en primer lugar, escribir la carta junto a los pequeños para orientarles y porque «al verbalizar sus deseos se pueden dar cuenta de que en realidad están pidiendo muchos regalos o de lo que es realmente importante para ellos».
También se recuerda “la regla de los cuatro regalos”.
- Algo de ropa o calzado.
- Algo que realmente necesiten.
- Algún cuento o libro.
- Un regalo que realmente deseen, como un juguete» -que es en realidad el tipo de regalo que la mayoría de los niños piden en sus cartas-.
El envoltorio, el lugar donde se encuentren los regalos y la emoción de los demás, también hará que los niños ganen en ilusión a la hora de valorar los regalos.
Y, después, será el momento de ver los regalos con ellos, jugar un rato todos juntos y encontrar un lugar adecuado para guardarlo, y ¡a disfrutar!
