No es la primera vez que visitamos el municipio de Abizanda, pero no habíamos hablado todavía de él, y merece la pena hacerlo.
Se trata de un pueblo medieval en el que llama la atención, al acercarse por la carretera, su esbelta torre románica del siglo XI, desde la que se puede contemplar una magnífica vista del Pirineo.
Su imponente altura, 24 metros, y su buen estado de conservación, la ha alzado como una de las huellas medievales de carácter defensivo más importantes de Aragón. Sus constructores aprovecharon el basamento de una torre prerrománica de aparejo mayor, al modo musulmán.
La abadía, del siglo XVII, es la sede del Museo de las Creencias y la Religiosidad Popular, que da a conocer las creencias y supersticiones de los habitantes de esta zona, así como los métodos que utilizaban para protegerse. Junto a la abadía está la iglesia de Abizanda.
Destacar también algunas de las casas como casa Carlos y casa Cazolero. Además, cuenta con numerosos restos patrimoniales románicos y árabes.
Otro de los atractivos de Abizanda, del que hemos hablado varias veces, es la Casa de los Títeres, un espacio ideal para visitar con niños que tiene una extensa programación a lo largo del año.
¡Merece la pena visitar Abizanda!
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