Justo hace ahora un año que Martín dejó de dormir en cuna y pasó a dormir en cama.
Los niños van reclamando poco a poco su propio espacio y cada vez les apetece pasar más tiempo jugando en su habitación. Quizá ese sea el momento ideal para hacer este tránsito.
Es importante programar el paso de la cuna a la cama según las necesidades de los niños.
Nosotros elegimos una cama baja con una pequeña barandilla, que permite libertad y autonomía desde el principio y, evita caídas y golpes.
Desde el principio Martín se adaptó muy bien, aunque hay que tener en cuenta que es un cambio significativo y que hay que respetar el tiempo que cada niño necesite.
Hay algo que se debe tener en cuenta, ya que a partir de ahora no lo va a retener nada; en cualquier momento se pueden levantar, se pueden dar un paseo por la casa, aunque normalmente, lo que más les gusta es ir a la habitación de los padres.
A nosotros nos pareció buena idea poner una luz suave, que le sirve de guía por si se levanta por la noche, para evitar caídas o golpes.
También es importante la elección del colchón y de la almohada, si ya la utiliza.
El colchón debe ser de una firmeza intermedia-alta y transpirable.
Con la almohada hay que buscar una que no sea demasiado alta ni tampoco muy grande, sino que simplemente ayude a que mantenga la cabeza ligeramente más alta a la hora de dormir.
Seguramente seguirá necesitando la compañía de sus padres y que se queden con él hasta que se duerma; cada vez quedará menos tiempo para que aprenda a dormirse solo.
Lo más importante es crear una rutina de horarios y de costumbres (por ejemplo, contar un cuento, hacer un repaso del día…).
Este paso, como el dejar el pañal o dejar el chupete son pasos importantes que denotan que nuestro niño se hace mayor.
