Hace unos fines de semana descubrimos una estupenda ruta muy apta para hacer con Martín andando; aún así nos llevamos la mochila, por si acaso.
Se trata de una pequeña andada que va desde el bonito pueblo de Ipiés hasta la Pardina de Fanlo. Entre ida y vuelta serán unos 5 km. aproximadamente.
Partimos en Ipiés, desde el camino que lleva hasta la Iglesia parroquial; este camino enseguida se convierte en una pista. En unos 10 minutos, llegamos enfrente de un árbol monumental, un precioso cajico que está dentro de un campo privado. Justo en este punto, hay que cruzar una barrera (sin olvidar de volverla a cerrar para que no se escape el ganado). La pista comienza a ascender, y enseguida se adentra en un bosque. Cruzamos un pequeño barranco (barranco de Fanlo) y, enseguida comienzan a verse las ruinas de la Pardina de Fanlo.
Hay dos grandes edificios. El primero está en buen estado porque ha sido restaurado. Destaca en él una bonita chimenea y una ventana enmarcada muy antigua. Uno de los laterales se orienta hacia la zona de uso ganadero, una serie de edificios que se encuentran en mal estado, con la excepción de algunos establos arreglados. Cabe destacar una cruz pintada en blanco que protegía a las casas.
La Pardina de Fanlo se completa con otro edificio de similar planta y construcción que se encuentra a unos cincuenta metros siguiendo el camino. A veces pasa desapercibida porque está entre los árboles del bosque y no es demasiado visible desde el núcleo principal. Este edificio se encuentra en situación de ruina.
Parece que este lugar guarda relación directa con el desaparecido monasterio de San Andrés de Fanlo, uno de los más poderosos de todo el Alto Aragón. Todos los indicios apuntan a que este fue el lugar de su ubicación.
Un precioso enclave para visitar una tarde de primavera, lleno de paz y tranquilidad, únicamente alterada por el canto de los pájaros y el viento soplando por entre los árboles.
