Una de las rutas obligadas desde nuestro municipio de segunda residencia, Yésero, es sin duda alguna, la subida al Pico de Erata.
Esta vez no hemos conseguido alcanzar la cima, pero sí llegamos hasta un mirador de vistas increíbles, al Collado de Espierre.
Partiendo de la parte más alta del pueblo, una vez pasado el depósito de agua, se inicia esta ruta siguiendo las marcas de la GR15. Nos adentramos en un tupido bosque en senda de fuerte pendiente, pero sin demasiada dificultad.
Aunque Martín ya anda bastante, esta vez fue casi todo el rato en la mochila, ya que el terreno cuenta con bastante piedra suelta, y algunas ramas y árboles cruzando el paso.
Nuestro mayor entretenimiento fue adivinar quién era el primero en ver las marcas rojas y blancas de la ruta, ya que algunas estaban en las cortezas de los árboles o en las rocas.
La ascensión nos costó poco más de hora y media, haciendo alguna parada.
Nos encontramos con flora de la zona: pinos, abetos, acebos, musgos y cantidad de preciosas flores que forman un colorido camino. Incluso cuando quedaban pocos metros para llegar, aprovechamos a comer deliciosas fresas silvestres.
Por encima de las copas de los árboles, comenzaba a divisarse la silueta de la Partacua.
El bosque termina cuando el sendero alcanza el Collado de Espierre y se abrió ante nosotros un espectáculo. El collado se encuentra a 1650 mts y desde aquí se divisan una gran cadena de montañas: Pico Tendeñera, Peña Sabocos, Peña Telera, Peña Oroel, … y los municipios de Espierre, Barbenuta, Biescas…
Aprovechamos a comer un tentempié, pero no demasiado rato, porque aunque estamos en verano, corría un airecito fresco.
Iniciamos el descenso que nos costó poco menos de una hora.
¡EL PRÓXIMO DÍA, HASTA EL PICO ERATA!
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