Hace varias entradas hablamos del Domen de Ibirque, que junto al Dolmen de Santa Elena, muestran algunas de las huellas del megalitismo que se encuentran en la Comarca del Alto Gállego.
El Dolmen de Santa Elena es una construcción funeraria con miles de años de historia ubicada muy cerca de la ermita que lleva su mismo nombre. Éste fue descubierto en 1933 y, según algunos datos, su origen podría remontarse al año 3000 a.c.
El dolmen que se conoce no es la formación original, ya que hasta que llegó la guerra civil a tierras aragonesas, el conjunto contaba con dos dólmenes. Éstos fueron destruidos y en la década de los setenta se reconstruyó el que ahora se puede contemplar.
Para llegar al dolmen, debemos tomar la carretera que parte desde Biescas hacia el valle de Tena y, a 4 kilómetros se encuentra un desvío que atraviesa el río Gállego a la derecha, y que conduce hacia la Ermita de Santa Elena. A pocos metros del puente que cruza el río, se encuentra el domen, donde se muestran paneles informativos de fácil lectura, que permiten conocer mejor el dolmen y el entorno.
Al lado del dolmen se encuentra un calendario celta, con 12 meses y 13 especies de árboles distintos. Los celtas pensaban que un árbol regía la vida en función del mes de nacimiento. La explicación de que haya 13 tipos de árboles es porque en esta cultura, hay un árbol muy representativo al que le corresponde un solo día, que es el tejo.
En 2018 saltó la noticia de una excavación cercana al dolmen, donde se encontraron los restos del segundo dolmen.
Este otro dolmen se encuentra a unos cincuenta metros al oeste. También presenta la cámara abierta al este. Se conservan los tres ortostatos que formaban la cámara, y la altura sería como el anterior, de 1,5 m. Uno de ellos se desplazó y provocó la caída de la cubierta, que ha desaparecido. También fue expoliado y, por este motivo, los restos encontrados en la excavación se reducen a una punta de flecha, una pieza de azabache, una cuenta de collar de piedra blanca y un fragmento de hueso pulimentado.
Este precioso enclave se completa con la ermita de Santa Elena, de la que ya hablamos en otra entrada, la cascada y el fuerte.
