Hace unos fines de semana, en nuestra excursión por la Hoya de Huesca, visitamos también el Castillo de Loarre. Martín todavía no había estado visitándolo, y el día que fuimos a la Feria de Ayerbe, al pasar por el desvío, pensamos que debíamos ir a que lo conociera Martín.
El Castillo de Loarre está a unos tres kilómetros de la localidad de Loarre. Se trata de un castillo románico que se comenzó a construir en el siglo XI por orden del rey Sancho Garcés III, de Pamplona para servir como avanzadilla fronteriza a navarra.
De esta época datan el edificio real, la capilla, el torreón de la Reina, el patio de armas, las estancias militares y de servicio, y la torre del homenaje (antigua torre Albarrana).
Posteriormente, hacia 1071, durante el reinado de Sancho Ramírez se realizó un ampliación que le da la forma que mantiene en la actualidad. De esta época son las demás construcciones incluida la iglesia. El recinto amurallado se construyó posteriormente, en 1287.
Desde su posición se tiene un control sobre toda la llanura de la Hoya de Huesca y en particular sobre Bolea, principal plaza musulmana de la zona y que controlaba las ricas tierras agrícolas de la llanura.
Posteriormente, se fundó un monasterio de canónicas de San Agustín, hasta qué Pedro I de Aragón trasladó la congregación al castillo de Montearagón.
En el siglo xv, la población que vivía a los pies del castillo se trasladó a la actual villa de Loarre, reutilizando materiales de la fortaleza.
A pesar de ello, el castillo presenta un buen estado de conservación, lo que hace que sea uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar y civil del románico de España y de las fortalezas románicas mejor conservadas de Europa.
Fue denominado Monumento Nacional, en el año 1906. En la actualidad cuenta con el estatus de Bien de Interés Cultural.
Para visitar el castillo existe la opción de hacer una visita guiada muy interesante. También proponen una aventura para los niños con un mapa, que deben ir rellenando para descubrir la “palabra secreta”, lo que les otorga un “premio” al final del recorrido.
Hace unos años se construyó un bonito centro de visitantes donde se compran las entradas, recuerdos y se puede comer en un restaurante, con bonitas vistas del castillo y de la Hoya de Huesca.
¡El Castillo de Loarre merece una visita!
