Estos días, en el Pirineo parece que el tema de conversación es el frío, la nieve y el hielo. Es verdad, que después de un invierno con temperaturas por encima de lo normal, llevamos unos días con mucho frío y con heladas que han llegado, incluso, a los -18 grados.
Pero cabe recordar que esto era lo habitual en esta zona donde vivimos, y en la que se está acostumbrados a fríos inviernos.
Hace unos días, Amigos de Serrablo, publicaban en sus redes sociales unas curiosas fotos de los años 50, de Sabiñánigo, en las que se alcanzaban temperaturas muy bajas.
Sabiñánigo ostenta el récord de población española con la temperatura mínima más baja (-32 ºC en febrero de 1956) y, según cuenta la tradición oral, al menos a un trabajador se le helaron las orejas mientras acudía en bicicleta a su trabajo a una de las fábricas.
Resistir esas temperaturas, y con peores condiciones materiales, hacía que todo resultara más difícil.
La foto que acompaña a nuestra entrada de hoy es del deposito de agua de EIASA, en el año 1956.
Dicha foto es de Foto Manglano, de la colección de Antonio Aliende.
¡Qué frío!
