Para completar nuestro fin de semana por el Pirineo Navarro, nos acercamos hasta la bonita localidad de Ochagavía.
Ochagavía es un pueblo para pasear por sus estrechas y empedradas calles y asomarse a su puente de piedra sobre el río Salazar, además, es una de las puertas de acceso a la Selva de Irati, el segundo mayor bosque de hayas y abetos de Europa después de la Selva Negra, en Alemania.
En su escudo aparece un lobo que recuerda el nombre de la villa, que en euskera, Otsagabia (Otsoen habia), significa nido de lobos.
La iglesia de San Juan Evangelista, comenzó a construirse en la época medieval (año 1200) y se desarrolló en los siglos XVI y XVII. Destaca la cubierta de la torre con teja de tablilla de madera y ya en el interior el retablo renacentista.
En las frías aguas del río, las lavanderas hacían su duro oficio, llegando en ocasiones a tener que romper el hielo para terminar la colada.
Las casas son de piedra con tejados muy inclinados a dos o cuatro aguas, separadas unas de otras por un espacio llamado “etxekarte”.
Destacan los palacios medievales de Urrutia, Iriarte y Donamaría, y algunas casas blasonadas de los siglos XVIII y XIX.
Todo es bonito en los Pirineos y Ochagavía aún lo es más.
