Uno de los regalos más originales que recibió Martín cuando era un bebé, fue una funda para globos. La verdad es que no conocíamos este producto y nos encantó.
Se introduce un globo dentro de la funda, se hincha hasta el tope de la funda, se ata el globo y se introduce el nudo dentro de la funda.
Nuestra funda, en concreto, es de la tienda de Imaginarium, pero las venden en muchos sitios. Suelen ser de nylon, coloridas y son muy resistentes.
A los niños, cuando son muy pequeños, no suele gustarles mucho el tacto de los globos; la funda tiene una textura más agradable, evita que el globo se explote y facilita el agarre con sus manitas. Normalmente vienen varios globos de recambio ya que, al cabo de los días, se van deshinchando y conviene ir renovando.
Conforme el niño va creciendo, va cogiendo el gusto y la atracción por los globos. No hay duda de que los globos son un material muy lúdico para los niños, abren un gran abanico de posibilidades y, hoy día los encontramos en multitud de colores, tamaños, formas…
Un buen consejo, “no olvides llevar siempre un globo en el bolsillo”.
Martín con su funda. 
Funda de globo.
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