Nos parece que vivir un Halloween “terrorífico” con niños debe ser siempre algo muy divertido, pero no siempre es así. Hay niños que no les gusta lo que ven y lo pasan realmente mal.
“El miedo es un estado natural de alerta, forma parte de nuestro instinto de supervivencia y del desarrollo evolutivo del ser humano”.
En cada niño el miedo, se manifiesta de una forma distinta: lloros, salir huyendo, quedarse paralizado, enfado…
No irán desapareciendo estos miedos hasta que los niños sepan diferenciar la realidad de la fantasía.
Ante todo, debemos respetar esos miedos y ayudar a superarlos, hablando mucho con ellos antes de la llegada de la festividad, observando imágenes de Halloween y buscarle el lado divertido.
Pasa lo mismo con los disfraces; a veces los padres y educadores nos empecinamos en que nuestro hijo o alumno se disfrace, tanto en Halloween como en Carnaval, y lo disfrute porque significa fiesta y diversión, pero no siempre es así, por lo tanto, debemos conocer sus miedos, respetarlos, tratar de ayudarles y nunca forzar a que se disfracen. También podemos buscar un disfraz que no dé tanto miedo, o simplemente un pequeño detalle que identifique igualmente la festividad.
Seguramente el siguiente Halloween o el siguiente carnaval el niño ha madurado lo suficiente para entender el significado de la fiesta y disfrutarla como se merece.
