MESA DE LUZ

De un tiempo a esta parte las mesas de luz se han convertido en un recurso fundamental en cualquier centro de educación infantil.

Nosotros hicimos una mesa de luz casera antes de que naciera Martín y, desde hace tiempo la utilizamos mucho, cada vez más.

Nuestra mesa de luz es la típica mesa tipo “Lack” de Ikea, a la cual vaciamos la parte superior, para colocar las luces LED y la cerramos con un metacrilato traslúcido. La luz se acciona con un mando a distancia y se puede cambiar de color.

A Martín le encanta utilizarla, pero ya sabe que utilizar la mesa requiere de varias consignas, como cualquier otro recurso educativo. Es fundamental encontrar un rato adecuado para ello; no debería ser justo antes de ir a dormir, por ejemplo.

Como tenemos bastante material (alguno comprado y otro creado por nosotros), antes de empezar la sesión, llegamos a un acuerdo del material con el que vamos a trabajar.

Lo importante es ir haciendo propuestas al inicio y, que posteriormente sea el niño el que dirija la actividad, experimente con el material probando y descubriendo diferentes posibilidades. 

El material puede ser muy diverso: formas geométricas de diferentes colores, texturas, juegos con arena sobre bandeja transparente, juegos con agua y colorantes alimenticios de colores, siluetas de cuentos, figuras de gel, viñetas coloreadas…

La mesa de luz es un recurso que pertenece al enfoque educativo “Reggio Emilia”, una pedagogía reconocida a nivel mundial que ve al niño como protagonista y con la capacidad de crear su propio aprendizaje movido por su curiosidad, motivación e imaginación.

¿Qué se trabaja con la mesa de luz?

Trabajamos infinidad de aprendizajes, entre los que destacan:

• Estímulo sensorial.
• Concentración.
• Observación.
• Atención.
• Relajación.
• Enfoque.
• Descubrimientos.
• Explorar.
• Juego libre.
• Aprendizaje académico: matemáticas, ciencia, música, lectoescritura…
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Por todo esto podemos decir que las mesas de luz son un maravilloso recurso.

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