El sábado pasado, coincidiendo con la entrada de la primavera, fuimos a visitar la localidad de Orante, ya que habíamos oído hablar mucho sobre su ermita y de su relación con el equinoccio de primavera.
Sentíamos mucha curiosidad, aunque debido a las restricciones sanitarias, no pudimos visitarla en su interior.
Orante es una pequeña localidad de la Comarca de la Jacetania, situada en la llamada Val Ancha, y se encuentra a mitad camino entre Jaca y Sabiñánigo si se circula por la antigua carretera nacional.
En el punto más elevado, sobre el que se encuentra Orante, se divisa la ermita de San Benito, a la que se accede por un bonito paseo que comienza con una original escultura.
Otros años, el día del equinoccio de primavera (últimamente se celebraba el domingo previo a este día) se festejaba una gran fiesta, con una hoguera en la que se repartía comida y había música en directo.
El día del equinoccio sucede que, en una piedra que se encuentra en la parte trasera de la ermita, cuando se pone el sol, la mitad de la piedra está iluminada y la otra mitad está en sombra.
Desde aquí se contemplan unas magníficas vistas. Se observa toda la Val Ancha, las montañas que rodean Sabiñánigo y Jaca e incluso los montes cercanos a Pamplona.
Como dato curioso cuentan que en un día despejado y de buena visibilidad, se pueden llegar a ver hasta 42 pueblos desde aquí.
La ermita está datada en 1774, pero hay vestigios de que este lugar ha sido poblado desde la Prehistoria siendo desde entonces un centro de culto pagano por las “energías que ahí se sienten”. Muchas personas acuden a este lugar atraídos por las sensaciones que, estando junto a sus paredes o en su interior, se pueden llegar a sentir.
Sin duda se trata de un lugar especial, que esperamos, una vez pase la pandemia, volver y poder acceder a su interior.
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