Hace justamente 10 años que se llevó a cabo un programa de intercambio de profesoras, entre una escuela alemana y la Escuela Infantil Cardelina, de Sabiñánigo.
Mari tuvo la suerte de participar en este programa junto con otra compañera, Esther.
Las profesoras alemanas visitaron en primer lugar la escuela Cardelina, y después viajaron a Petersberg Esther y Mari.
Sabiñánigo está hermanada con esta ciudad alemana (Petersberg) y con otra ciudad francesa (Billère), desde hace más de 20 años.
El objetivo principal que se planteaba el programa era conocer la forma de trabajo en una escuela infantil de otro país, en este caso, de una escuela alemana (Kinderkrippen), país pionero en trabajar en el primer ciclo de educación infantil.
Se contó con un inconveniente importante, que fue el desconocimiento del idioma. Se suplió entre francés e inglés y, con los niños se pudo comprobar que cuentan con un “idioma especial”, que consiguen comunicarse con todo el mundo.
Muchos aspectos sorprendieron de su forma de trabajar y de organización.
Uno de estos aspectos, sin duda, fue la ratio de alumnos, nada que ver con las excesivas ratios de las escuelas infantiles en España.
Otro aspecto que llamó bastante la atención fue la decoración de la escuela, el mobiliario y los materiales.
Cuentan con edificios con techos muy altos y hacen altillos que se accede por medio de escaleras y rampas. Desde ahí bajaban tubos para lanzar objetos, pelotas…
Domina la madera, tanto para el mobiliario, como para los materiales, y también telas y lanas. Contaban con muy poco plástico; se valora mucho los elementos propios de la naturaleza.
No tenían excesiva cantidad de juguetes, pero todo muy organizado en diferentes cajones, que formaban parte del propio amueblamiento del aula.
Algo sorprendente y divertido que tenían en esa escuela es un carrito con el que sacaban de paseo a ocho niños, un día a la semana, a un espacio exterior sin peligros. En la salida participaban varios profesores.
Y, así muchos otros ejemplos interesantes de actividades y materiales, que se pudieron poner en práctica en la Escuela Cardelina.
Fue una gran oportunidad de conocer un centro donde se trabajaba con la pedagogía Waldorf, originaria de Alemania.
Una experiencia muy interesante y enriquecedora, que ojalá hubiera continuado.

Fue una experiencia única y aprendimos mucho. Observar cómo trabajan otras escuelas es altamente beneficioso y enriquecedor
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Sin duda es una experiencia muy enriquecedora. Ojalá tuviéramos más oportunidades de realizarlas en todos los niveles.
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