Hace unos fines de semana visitamos el pequeño municipio de Lasieso.
Lasieso se encuentra asentado sobre un llano próximo a la unión del río Guarga con el río Gállego. Se trata de un interesante conjunto arquitectónico.
Destaca la Iglesia dedicada a San Pedro, uno de los ejemplos más destacados de la Ruta del Serrablo, del siglo XI. Dicho templo de gran belleza, lo forman dos iglesias yuxtapuestas, una más grande que la otra. Ambas tienen nave rectangular y terminan en un ábside semicircular. La unión entre las dos naves se efectúa mediante una simple puerta con arco de medio punto, lográndose la iluminación mediante dos ventanas centradas en los ábsides, también de medio punto y con doble derrame. Sobre la nave de la iglesia pequeña descansa una torre campanario de gran belleza, con friso de baquetones en la parte superior y ventanas de tres y dos arquitos semicirculares en los pisos tercero y segundo respectivamente.
El interior es un ejemplo de sencillez y de austeridad. Los dos ábsides se abren a sus respectivas naves mediante arcos de medio punto y sus bóvedas son de cuarto de esfera. Las naves se cubren con techumbres modernas de madera.
En una de las esquinas se conserva una pila bautismal de gran sencillez que parace más contemporánea que las fechas de construcción del edificio. Cuenta con una copa ahuecada casi cilíndrica sobre un pie también cilíndrico.
En la parte baja del núcleo urbano se haya una necrópolis altomedieval. Las sepulturas están excavadas en la roca del suelo con formas antropomorfas y con la orientación cristiana habitual, con la cabeza hacia el oeste y los pies hacia el este.
Saliendo del pueblo, coincidimos con un rebaño de vacas que lucían sobre un precioso manto verde.
