Otro de los regalos que recibió Martín por su cumpleaños, fue una cometa. Para estrenarla había que aprovechar un día ventoso.
No habíamos jugado nunca con una, pero nos encantó. Es muy divertido hacer volar la cometa, y además es muy gratificante que seas tú el que la dirige.
Se supone que las cometas nacieron en la Antigua China, alrededor del año 1.200 a.C. Se usaban como artilugio de señalización militar y hasta Benjamín Franklin les utilizó como herramienta de medición atmosférica.
Se trata de un juego muy completo, en el que se trabaja la coordinación, la motivación por correr, la relación con las personas con las que se juega, la paciencia y el estrés, además de disfrutar de la naturaleza donde se hace volar a la cometa.
Hay que tener en cuenta unas medidas de seguridad básicas para evitar algunas situaciones peligrosas.
No se debe utilizar cerca de pilonas con cables de luz, carreteras, farolas o edificios, o donde haya personas paseando o haciendo deporte, ya que se corre el peligro de producir un accidente o que se quede atrapada la cometa y no se pueda recuperar.
Nosotros, esta primera vez fuimos a hacer volar la cometa a la zona de la Corona, y nos pareció un sitio ideal.
¡Volveremos a jugar con la cometa otro día! Y quizá… la próxima vez juguemos en la playa.
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