Alguna vez hemos hablado de un parque que nos gusta mucho, que se encuentra a la entrada del pueblo de Javierre del Obispo.
Desde ahí partimos nuestra excursión al Cajicar de Javierre, hace unos fines de semana.
Desde que Martín va sin mochila, tenemos que hacer caminatas cortas, y este lugar, además de cercano, pudimos comprobar que tiene un encanto especial.
Como hemos comentado, desde el mismo parque, tomamos una senda que baja hasta la carretera que conduce hasta la localidad de Lárrede. Una vez se cruza la carretera, se toma una pista, que se encuentra justo en frente. Se recorren varios metros y se encuentra el barranco de Vallés, que si no baja demasiada agua, es fácil cruzarlo con ayuda de unas piedras. La senda continua en ligero ascenso hasta una señal que indica varias rutas; dos de ellas conducen hasta el pueblo de Latas, una de ellas, discurre por el barranco de Tramafoz, y si se continúa hacia arriba, indica Lárrede y Biescas.
Continuamos nuestro camino por esta última dirección y enseguida llegamos a nuestro destino.
El Cajicar de Javierre se trata de un bosque de quejigos, compuesto de varios árboles centenarios y donde recientemente se ha acondicionado una ruta para poder disfrutarlo.
En alguno de ellos, en el hueco de su tronco, cabe una persona; resulta ideal para jugar un rato a los “duendes del bosque”.
Los viejos robles antaño eran explotados para leña, vigas, madera para utensilios…
Más allá del robledal, desde aquí se observan unas vistas increíbles del barranco de Tramafoz, pequeña garganta que recoge las aguas de la vertiente occidental del macizo de Santa Orosia. También se divisa desde aquí la tierra de Biescas y las cordilleras que le rodean, y tal y como se avanza, se ven los pueblos de Satue, Javierre del Obispo, la Val ancha de Jaca, Punta Güé, Peña Oroel, Oturia…
Perfecto para visitarlo en otoño o en cualquier época del año.
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