Si por algo es conocida la ciudad de Segovia, sin duda, es por su espectacular Acueducto.
Se trata de un Acueducto romano que ha llevado agua a la ciudad de Segovia hasta el año 1973. Su construcción data de principios del siglo II d. C., a finales del reinado del emperador Trajano o principios del de Adriano (no está claro del todo).
El Acueducto de Segovia conducía las aguas desde manantial de la Fuenfría, situado en la sierra cercana, a 17 kilómetros de la ciudad, en un paraje denominado La Acebeda. Recorría más de 15 kilómetros, antes de llegar a la ciudad.
El agua se recogía, primeramente, en una cisterna conocida con el nombre de El Caserón, para ser conducida, a continuación, por un canal de sillares hasta una segunda torre (llamada Casa de Aguas), donde se decantaba y desarenaba, para continuar su camino. Por último, el acueducto recorría 813 metros con una pendiente de un 1 % hasta lo alto del Postigo, desde donde hay un bonito mirador de la ciudad y del Acueducto.
Desde la llegada a la ciudad hasta la plaza de Día Sanz hay 75 arcos sencillos y a continuación, 44 arcadas de orden doble (esto es, 88 arcos) siguiendo después otros 4 arcos sencillos.
Está construido con sillares de granito asentados sin argamasa entre ellos. Sobre los tres arcos de mayor altura había en la época romana una cartela con letras de bronce donde constaba la fecha y el constructor. También en lo alto pueden verse dos nichos, uno a cada lado del acueducto. Se sabe que en uno de ellos estuvo la imagen de Hércules que, según una de las leyendas, fue el fundador de la ciudad.
En tiempos de los Reyes Católicos se colocaron en esos dos nichos la imagen de la Virgen del Carmen (aunque muchos creen erróneamente que es la Virgen de la Fuencisla, patrona de la ciudad) y San Sebastián. Sin embargo, hoy en día tan sólo se puede apreciar una réplica de resina de la primera talla.
En los últimos años ha sufrido un patente deterioro causado, principalmente, por la contaminación medioambiental y a los propios procesos de erosión del granito. De hecho, ahora, se puede recibir una multa por tocar las piedras del Acueducto.
¡A nosotros, su belleza nos dejó sin palabras!
