El diario El País, publicó hace unos días, este interesante artículo sobre cómo los padres nos hacemos expectativas sobre cómo serán nuestros hijos, y cómo nos afecta el que no se cumplan esas expectativas.
Como es obvio, lo importante es hacerse expectativas alcanzables y realistas. A veces, el excedernos produce en los niños impotencia, miedo o soledad, o crearle excesiva tensión interna, e incluso desapego entre padres e hijos.
Lo ideal es acompañar al menor de manera sana y afectuosa, haciéndole sentir valioso, ayudándole a superar las dificultades y apoyándole.
