Este verano hemos pasado parte de nuestras vacaciones en Yésero. Es el primer año que veraneamos en el pueblo y hemos disfrutado mucho, sobre todo Martín. Poder disfrutar de un pueblo en verano es un placer, ya que puedes estar más en la calle, convives con los vecinos, disfrutas de los animales y la naturaleza…
Tenemos muchas historias para contar, pero para empezar os queremos presentar a dos “vecinos” muy simpáticos. Son dos burros, “Fiona” y “Jeromo”.
Están encantados con nosotros, sobre todo con los trozos de pan que les damos para merendar. ¡Menudos rebuznos de alegría da Jeromo cuando lo llamamos!
Sabemos que los burros están protegidos, y éstos concretamente, llegaron a Yésero desde una protectora. Fiona había sido maltratada y todavía sigue desconfiando de las personas.
Si se navega por internet, se puede encontrar muchas entidades que se dedican a la protección de animales, incluso algunas específicas para la protección de los burros, que en España están en peligro de extinción. Nos parece importante que se dediquen a cuidar a una de las criaturas más humildes y trabajadoras del planeta.
Le doy de comer. Jeromo y Fiona.
Es verdad, ¡Qué bien se está en los pueblos, y sobre todo en verano!. Martín tiene mucha suerte de tener un pueblo tan bonito como es Yésero y de tener tan buenas gentes y «amigos especiales» como vecinos. Los burros estarán encantados de vuestra compañía y alimento. Y conforme más mayor se haga, seguro que hará muy buenos compañeros de juego y aventuras, que nunca olvidará. Los pueblos siempre nos recuerdan nuestra infancia.
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Ojalá sea así y Martín disfrute de todas las cosas buenas que ofrecen los pueblos.
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