En febrero, en los centros escolares, se celebra “La Semana Blanca”.
Se trata de unos días no lectivos para escolares y estudiantes no universitarios, que sirven para compensar las diferencias de número de días lectivos en determinadas autonomías.
La Semana Blanca no se celebra en todas las comunidades autónomas, ni siquiera en todas las provincias de una misma comunidad.
En Sabiñánigo concretamente, son cuatro días, (de martes a viernes) dos de Semana Blanca en toda la provincia de Huesca y otros dos para compensar el hecho de que los días de fiesta locales caen en los meses no lectivos de verano.
Muchos son los deportes que se ofertan durante estos días, sobre todo deportes blancos: esquí alpino, esquí de fondo, raquetas, patinaje, hípica, nanbudo, baloncesto, fútbol sala, actividades acuáticas…
Y, por supuesto, este año no se podrán disfrutar de estas actividades, aunque los alumnos sí tendrán fiesta para descansar, estudiar, pasear o cualquiera otra actividad.
El objetivo que se persigue con esta práctica es que los escolares practiquen deporte, disfruten de la naturaleza y se relacionen con sus compañeros en un entorno diferente, algo que además propicia el fomento de valores positivos que sólo es posible aprender fuera de las aulas.
Esta semana no lectiva pone en jaque la vida de muchas familias. Y supone un verdadero trastorno. Los socorridos abuelos suelen ser la solución más recurrente, aunque algunos ayuntamientos y otros colectivos ponen en marcha campamentos y otras actividades para permitir la conciliación. Suelen ser talleres de manualidades, teatro, juegos cooperativos, deportes, educación en valores…
Nosotros, el año pasado en Semana Blanca aprovechamos para hacer un viaje a Valencia. Valencia es una ciudad ideal para visitar y hacer muchas actividades sobre todo con niños.
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