El Domingo de Ramos es una celebración religiosa en la que los cristianos celebran la entrada de Jesucristo en Jerusalén, y marca el inicio de las celebraciones de la Semana Santa.
Según cuenta el relato de la Biblia, cuando llegó Jesús a Jerusalén para celebrar la Pascua, les pidió a sus discípulos traer un burrito y lo montó. Sus seguidores lo recibieron con ramas de palma.
Es por ello que cada año el Domingo de Ramos, mediante la bendición de las palmas o de las ramas de olivo, se recuerda este pasaje de la Biblia.
En alguna ocasión hemos acudido a la procesión de Jaca, de la cofradía de la Entrada de Jesús en Jerusalén, con la que comienzan las procesiones de la Semana Santa en esta ciudad; consideradas Fiesta de Interés Turístico de Aragón, desde el 2011.
Con Martín hemos acudido en dos ocasiones a misa este día, siguiendo la tradición de cuando éramos pequeños, con una palma adornada con chucherias. El año pasado no pudimos ir, debido a la crisis sanitaria.
Los dos guardamos bonitos recuerdos de este día, con nuestras palmas con golosinas colgadas.
En el año 2019 acudimos a la iglesia de Cristo Rey y este año, en la iglesia Virgen del Pilar, en Puente Sardas.
Y no podemos olvidar el refrán que dice: “Quien no estrena algo el Domingo Ramos, se le caerán las manos”. Y más de uno empujado por esta tradición ancestral, y familiar, habrá estrenado, por lo menos, la ropa interior.

Martín, acuérdate que hay que compartir!!! El paraguas de chocolate, buenísimo!!! Estás muy guapo!!!
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El paraguas era lo que más le gustaba y nada más salir de misa… compartiremos el resto de chuches.
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Qué recuerdos de infancia,tan bonitos, me traen el domingo de ramos, una teadición cristiana muy entrañable. Ahora como abuela, cosiendo las golosinas en las palmas de los nietos…con alguna prenda por estrenar y a misa todos bien peripuestos.
¡Precioso Martín con su palma!
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¡Muchas gracias por tu comentario, Mari Carmen! Tienes razón, muchas personas tenemos muy buenos recuerdos de los Domingos de Ramos. Lo que dices de “coser” las chucheras, justo lo nombramos con mi madre, que se ponía a hacerlo cuando nos habíamos dormido y así nos encontrábamos la palma preparada la mañana siguiente.
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