En nuestro veraneo en Yésero, hemos cruzado el puerto de Cotefablo en varias ocasiones, y hemos visitado pueblos realmente preciosos, como Oto, un pequeño núcleo que se halla en la orilla derecha del río Ara.
Es muy fácil llegar hasta Oto; nada más entrar a Broto (viniendo desde Biescas) hay que girar en el primer desvío a mano derecha y cruzar el barranco de Sorrosal, dejando a la derecha el bonito puente de Oto. En aproximadamente un kilómetro, se llega a Oto.
El pueblo cuenta con dos esbeltas torres: la de la Iglesia, dedicada a San Saturnino y la de Don Jorge Laguna, datada en el siglo XV.
La Iglesia, su rasgo característico, es la sencillez. Su construcción es de fecha imprecisa ya que se ven elementos correspondientes a varios estilos, pero es muy probable que se remonte a los siglos XIII o XIV.
Justo en la entrada de la Iglesia hay dos campanas, una a cada lado de la puerta.
La otra torre es una magnífica construcción del siglo XV y ha sido restaurada en vivienda de turismo rural.
Además en Oto se conservan dos ermitas: una al lado del pueblo y otra un poco más alejada.
La ermita de San Sebastián se encuentra en el extremo norte del núcleo y fue levantada, seguramente, a comienzos del siglo XVII.
Desde allí comienzan dos interesantes caminos; el de Yosa y el de la selva de Fragen.
La otra ermita requiere un poco de esfuerzo para llegar. Es la ermita de la Asunción. La vista desde aquí es impresionante de todo el valle de Broto, desde el Mondarruego al norte, hasta Peña Cancías al sur.
Hay bastante oferta en alojamientos de turismo rural, un hotel y un camping.
Hay un camino precioso que une Broto y Oto. Un senda fresca en casi su totalidad, empedrada en la mayoría y con una gran pared donde se inician futuros escaladores.
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