¡Qué ganas teníamos de conocer Jánovas! y un sábado de noviembre nos acercamos hasta esta localidad del Sobrarbe, que se encuentra en la carretera que une las poblaciones de Fiscal y Boltaña. A unos 15 kilómetros de Fiscal hay un pequeño cartel a mano derecha, que indica “Jánovas”. El acceso es por pista y conduce directamente al río, que se cruza por medio de una pasarela. Lo mejor es dejar el coche antes de llegar al río y llegar andando hasta el pueblo dando un paseo.
Jánovas fue la mayor población del valle del Ara; en 1900 contaba con más de 200 vecinos.
Su economía se basaba en la agricultura y en la ganadería lanar.
Entre 1961 y 1986 Jánovas se despobló, al igual que las poblaciones vecinas de Lacort y Lavelilla, a causa de la expropiación de las viviendas y tierras para construir un embalse en sus proximidades sobre el río Ara. El embalse no se hizo y en 2008 comenzó el proceso de reversión a sus antiguos dueños o a sus herederos de los bienes expropiados.
Jánovas tiene una iglesia dedicada a San Miguel, de planta rectangular con nave central y cubierta de bóveda de cañón apuntada; cuenta además con tres pequeñas capillas laterales
Fue desacralizada en 1963 y restaurada en 2016, a iniciativa de la Fundación San Miguel de Jánovas. Se ha construido una cubierta nueva y se ha conservado la de piedra, mientras que el interior se ha consolidado y limpiado. La portada de medio punto, perteneciente a la primitiva iglesia románica, fue desmontada cuando el pueblo se abandonó y se reconstruyó en Fiscal, junto a la parroquia.
También cuenta con una fuente y un abrevadero, que se desciende por unas escaleras de obra. La fuente propiamente dicha está formada por una pieza en la que se han esculpido dos serpientes entrelazadas de cuyas bocas sale el agua, que se aprovecha para alimentar el abrevadero.
Otro de los elementos significativos de esta localidad, es su puente colgante del que ya hablamos en otra entrada de nuestro blog.
Las casas están siendo restauradas por vecinos, gracias a una subvención del Gobierno de Aragón, y además de otras ayudas que surgen desde la Fundación San Miguel que anima a apoyar económica o físicamente los proyectos para su recuperación: el molino, el lavadero, la iglesia, la herrería…
“Un pueblo desahuciado por un pantano que nunca llegó”.
