Como ya comentamos, la villa tarraconense de Montblanc tiene un casco histórico por el que merece la pena dar un paseo. El centro está en el interior del mayor recinto amurallado de toda Cataluña.
La muralla, tiene una longitud de 1700 metros y una altura media de 6 metros, además de contar con 25 torres defensivas. Conserva los cuatro portales originales, y existe la posibilidad de hacer una visita por la muralla.
Hay un castillo del que únicamente quedan las ruinas, y que al encontrarse en alto, se observan desde ahí unas bonitas vistas de la ciudad y entorno.
También hay una preciosa iglesia gótica, dedicada a Santa Maria, en el lugar exacto donde se encontraba la primitiva iglesia románica.
El actual templo, también se le conoce como La Catedral de la Montaña; se encuentra inacabada debido a que sobrevino la peste negra, y se decidió terminar la iglesia provisionalmente, con una pared recta sin ornamentación. Posteriormente, ante la falta de dinero, se decidió dar las obras por finalizadas, aunque quedaba por hacer la parte sur del edificio, la fachada principal y el campanario. Finalmente, se decidió abrir una puerta en un lateral de la iglesia.
El interior de la iglesia, parece haber sido concebido para una catedral, con una larga nave con bóvedas de crucería, y con claves esculpidas de escenas del Antiguo Testamento.
En la parte interior guarda interesantes obras de arte, y destaca su órgano, del año 1607.
También destaca la calle Mayor, dónde se encuentran espectaculares pastelerías que sorprenden la originalidad de sus productos.
Siguiendo el paseo por sus diferentes calles, se encuentra el palacio Alenyà, donde aparece a la derecha el estrecho Carrer dels Jueus, con un arco medieval del siglo XIII, único testigo del antiguo barrio judío.
Por último, recomendamos llegar hasta la Plaza Mayor, donde sobresalen los Porches de Cal Malet (con las medidas usadas para medir el grano), y ver La Casa De la Villa (actual edificio del Ayuntamiento) y la Fuente Mayor.
¡Nos encantó Montblanc!
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