Excursiones

SANTA MARÍA DE IGUÁCEL

Durante este verano, hemos sido unos de los muchos visitantes que ha recibido la ermita de Santa María de Iguácel, dado que la Asociación Sancho Ramírez de Jaca, ha enseñado el interior de la ermita.

Por lo tanto, lo primero que nos gustaría es agradecer el esfuerzo de lo voluntarios de esta Asociación, para que hayamos podido deleitarnos con la visita de esta ermita. 

Además de su belleza, tanto interior como exterior, merece la pena llegar hasta aquí para sentir la tranquilidad del entorno, ya que se encuentra en completa sintonía con la naturaleza.

El trayecto hasta la ermita de Santa María de Iguácel, parte desde Castiello de Jaca, dónde hay que que tomar una carretera que conduce hasta el pueblo de Villanovilla, desde donde parte una pista que se puede recorrer fácilmente con un coche alto o, incluso dando un bonito paseo, tanto a pie como en bicicleta.

Esta ermita ha sido declarada Bien de Interés Cultural. 

Santa María de Iguácel se encuentra en excelente estado de conservación gracias a la obra de restauración, en 1976, cuando amenazaba ruina.

Comenzó a construirse entre los años 1040 y 1050 por orden del Señor Galindo y fue financiada por Doña Urraca y el Conde Sancho, ayo del rey Sancho Ramírez.

Siempre ha sido lugar de peregrinación cuando fuera monasterio benedictino, el cual fue construida en varias fases.

Se trata de un sobrio edificio de sillarejo, de nave única cubierta con techumbre de madera, con un ábside semicircular con bóveda de horno precedido por un pequeño presbiterio con bóveda de cañón, y es de las primeras iglesias de Aragón con cabecera semicircular.

En el interior se conservan restos de un interesante conjunto pictórico en el ábside de estilo gótico internacional. La pintura se divide en varios registros: en el primero aparecen representados doce santos, la Virgen y su vida, aparecen el registro central y el Calvario, en el registro superior; podrían haberse realizado en el segundo cuarto del siglo XV.

En el Museo Diocesano de Jaca se puede ver la talla original románica de la Virgen de Iguácel, y la reja original que cerraba el ábside de finales del siglo XI y principios del XII, una de las más antiguas de la Península.

En los alrededores de la ermita, se encuentra una bonita pradera, con mesas de picnic y una fuente de tres caños.

¡Nos hemos enamorado de Santa María de Iguácel, seguro que volvemos!

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