Cuando visitamos Bolea, no podíamos dejar de visitar su famosa Colegiata.
Está dedicada a Santa María la Mayor, y aunque es conocida como la Colegiata de Bolea, deberíamos decir que en realidad es una Iglesia. La Iglesia de Santa María la Mayor fue declarada Monumento histórico-artístico nacional en 1983, por el Ministerio de Cultura y Bien de Interés Cultural, en 2004, por el Gobierno de Aragón.
La iglesia parroquial de Bolea fue, en origen, una colegiata, es decir, un templo católico, que no siendo sede obispal, estaba regentado por un abad y una comunidad de canónigos seculares, y en la que los oficios divinos se celebraban con similar liturgia a la de las catedrales.
La colegiata se construyó por Pedro de Irazábal, entre 1541 y 1559. El edificio actual fue construido sobre el antiguo templo románico del siglo XII, del que se conserva la cripta bajo el presbiterio, el muro de cabecera y la torre campanario. Tiene planta de salón, cuadrada, con las tres naves de igual altura, y con arcos de medio punto.
Además de varios retablos en las capillas laterales, habría que destacar el coro. Sobrio y elegante, está hecho en madera de nogal y roble, y cuenta con un órgano del siglo XVIII.
Pero si por algo es famosa la colegiata, es por su retablo mayor. Se trata de una joya del Renacimiento, calificándose como una de las obras maestras de la pintura española del período.
Fue realizado entre 1490 y 1503, y está formado por 20 tablas pintadas “al temple” con escenas de la vida de Cristo y de la Virgen, y 57 tallas de madera policromada y con la talla central dedicada a la Virgen de la Asunción. La talla y la decoración del retablo son obra del maestro flamenco, residente en Huesca, Gil de Brabante. Sus figuras destacan por sus rasgos faciales delicados y por la redondez de sus rostros.
Pero lo verdaderamente excepcional de este retablo lo constituyen las maravillosas pinturas realizadas por el Maestro de Bolea, pintor anónimo que, en una época todavía gótica en España, utiliza unos rasgos estilísticos en los que se unen las corrientes flamencas e italiana del Renacimiento, con gran riqueza cromática.
Sin duda, si se visita la zona, es una parada obligada.
